¿Qué le digo a la tristeza? ¿Que se vaya? ¿Que regrese más tarde u otro día? ¿Cómo le explico que estoy cansada de llorar y preguntar una y otra vez “por qué, por qué a mí, por qué a él (ella)?

No, no es tan fácil como la mayoría de quienes me rodean piensan… estoy triste porque perdí a alguien que amaba, y su partida ha dejado un vacío tremendamente doloroso… tan doloroso, que necesito llorar, llorar hasta quedarme dormida (o) y dejar de pensar en que la muerte llegó para llevarse a uno de mis seres queridos.

El duelo es así… y la tristeza o depresión es una de las cinco etapas que se enfrentan cuando tenemos una pérdida, sobre todo por el fallecimiento de alguien que representaba algo importante en nuestra vida.

Y no, no tienes por qué decirle a la tristeza que se vaya, tienes que vivirla para después soltarla, dejarla ir cuando haya cumplido su misión de limpiar nuestra alma, nuestro corazón.

La tristeza no se va a ir si alguien nos dice “no llores” o “sonríe” o “ya deja de pensar en eso”… la tristeza se marchará cuando nos demos cuenta real de lo sucedido y aceptemos que la persona amada ya no está en este plano.

La tristeza se marchará así, solita, silenciosa, sin avisar… tal como llegó. 

Y lo sabrás porque a partir de ese momento platicar sobre tu pérdida con otros ya no hará que broten las lágrimas sin control, sino que aparezca una sonrisa como parte del recuerdo de quien en algún otro momento podríamos volver a ver en un plano divino.