Hacer las paces es algo que al común de las personas puede llegar a costarnos trabajo, pues intervienen distintos factores como el ego, la baja autoestima o la falta de compasión hacia los demás seres humanos o seres vivos.
¡Peor aún! ¿Qué pasa cuando es necesario que te reconcilies contigo mismo? Muchos podrán decir o pensar que eso es muy fácil, que no están enojados consigo o que no tienen nada qué perdonarse, pero la realidad es diferente.
Ya lo decía Buda, “ni tu peor enemigo puede tanto daño como tus propios pensamientos”, en lo que coinciden distintos maestros espirituales a lo largo de la historia, quienes señalan que nosotros solemos ser nuestros peores críticos, nuestros jueces más severos.
Incluso, muchas veces nos es más fácil disculpar a otros por un mal comportamiento que a nosotros mismos. Fíjate cuántas veces te puedes “cachar” diciéndote cosas fuertes sobre algo que aparentemente hiciste mal. Cuántas veces te desconectas de la fuente universal porque te sientes poco merecedor.
Y aquí viene lo que llamamos “la pregunta del millón”, ¿qué puedo hacer para estar en paz conmigo? Lo primero, y básico, es aceptar la situación por la que estás atravesando, aceptar que eres un ser humano que puede equivocarse no una, sino varias veces, porque al final la vida se trata de aprender.
Luego, es necesario que hagas una especie de autorreflexión, que te lleve a encontrar qué es aquello que te tiene enojado, inquieto o triste. Qué es eso que te ha llevado a perder la paz interior y a vivir en un constante estado de autocrítica.
Aquí puedes trabajar con varias herramientas, entre ellas la meditación y/o la escritura. Ambas actividades te pueden llevar a un estado de quietud interior para observar lo que sucede dentro de ti, en esa parte intangible que guarda nuestras memorias subconscientes.
Si sientes que no puedes solo con todo lo que te sucede, entonces es tiempo de que lo aceptes y acudas con una persona que pueda ayudarte, puede ser un psicólogo, un terapeuta o un psiquiatra. Recuerda, esto no significa que “estés loco”, sino que eres capaz de amarte pidiendo ayuda a otros.
Otro sistema que ha cobrado mucho auge en los últimos años es el del Ho’oponopono, que consiste en trabajar contigo mismo diciendo las cuatro palabras sanadoras: Lo siento, Perdóname, Gracias, Te amo. Dítelas a ti mismo y sana, nunca es tarde ni imposible.
La verdadera paz no es la del planeta, es la tuya, y en cuanto la recobras, entonces sí le regalas paz al mundo.
– BlanCalma