La vida es un enigma, sin duda alguna… y nadie más que tú puede descifrar todas las señales que te manda. 

Para hacerlo se necesita valor, enfrentarte a las verdades que encontrarás en el camino, aprender de ellas y aceptarlas. 

Uno de los misterios más grandes es descubrir a qué vinimos a esta vida, en este tiempo, en este planeta. 

¿Cuántas veces has cuestionado o echado en cara a tus padres o a otra persona que tú no pediste nacer, que tú no pediste la vida?

Cada vez que lanzas esa pregunta, en realidad estás negándote al regalo que Dios te hizo al mandarte a cumplir con tu misión.

Estás rehusándote a utilizar los dones que te dio cuando naciste y con los cuales puedes contribuir a dejar este mundo en mejores condiciones de como lo encontraste. 

¿Cuáles son los dones que Dios te dio?

 ¿Sabes cuál es tu misión, tu propósito o tu sentido de vida? 

Ahí pueden estar muchas respuestas a todos los cuestionamientos que sueles hacer… no dejes que la vida se te escape como agua entre las manos.

¡Vive y haz algo por esta Tierra! 

Tal vez mañana ya no estés aquí…