Muchos le llaman suerte, otros coincidencias, casualidades o hasta “diosidencias”. Como sea que le llames tú a lo que te pasa, sea en apariencia “bueno o malo”, todo fue creado por ti en algún punto o momento de tu vida, es decir, todo tiene una causa, y tendrá un efecto.
Como hemos visto en los principios universales anteriores, todo en la vida se rige por leyes que son invariables, que nos tocan en algún punto de nuestra vida y que sólo algunos llegan a comprender y aplicar en su totalidad.
En esta ocasión estamos hablando del Principio de Causa y Efecto, contenido en El Kybalión y que reza así: “Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo ocurre de acuerdo con la ley. Azar no es más que el nombre que se da a una Ley desconocida; hay muchos planos de causación, pero ninguna escapa a la Ley”.
Aquí es donde radica lo complejo de este principio, el que muchas veces nos confundamos y pensemos que aquello que sucede es simple casualidad. No, no es así, todo tiene una causa, todo fue diseñado, pensado, imaginado por nosotros en algún momento, como parte de las cosas, de los aprendizajes que debemos tener en la vida.
Y, en consecuencia, todo tiene su efecto. Todas nuestras acciones y pensamientos tienen un resultado, que no sabemos si es “bueno” o “malo”, pero que simplemente responde a aquello que nosotros pensamos, hacemos o decimos.
Sí, porque otra cosa que debemos tener siempre en cuenta es que no sólo cuenta lo que hacemos, sino también todo lo que pasa por nuestra mente y lo que sale de nuestra boca, de ahí la importancia de que siempre haya congruencia en todos y cada uno de estos aspectos que nos llevarán a vivir la Ley de Causa y Efecto.
– BlanCalma