Uno de los grandes retos en mi vida ha sido la necesidad de cambiar de hábitos. Cada día busco tener una mejor calidad de vida, pero romper con las viejas costumbres no ha sido nada fácil, es más, intenté muchas veces cambiar algo y simplemente no lo logré.

Pero, ¿por qué me pasó eso? Quizá a ti también te ha pasado. Y te has propuesto que ahora sí, el lunes lo harás. Y no sólo hablo de iniciar una dieta, que es lo más común, sino de otras cosas como empezar a hacer ejercicio, levantarme más temprano, hacer ciertas tareas en un horario adecuado…

 Y durante un largo tiempo no lo logré, lo que provocó muchos reclamos… ¡de mí para mí!

Lo peor no fue eso, sino que nunca asumía que la verdadera y única responsable de poder hacer cambios positivos en mi vida era ¡yo! Y nadie más.

 Poco a poco comencé a retomar nuevos hábitos, estos con los que me siento a gusto y que sé que traerán mejores cosas a mi vida. ¿Cómo cuáles? Ahora te los comparto, junto con cinco tips que te podrían ayudar a avanzar hacia tus metas.

1. Me hice consciente de que NADIE más que yo puede hacer algo por mí. Nadie, por más que me quiera, es capaz de hacer cambios en mi vida, y tampoco puedo culpar a otros o a las circunstancias de lo que hago o dejo de hacer.
2. Acepté que hacer cambios en mi vida me iba a provocar incomodidad, porque era más fácil seguir igual que esforzarme. Como dicen por ahí, me decidí a salir de la famosa “zona de confort”.
3. Comencé con una cosa a la vez. Sí, dejé de lado la loca idea de querer cambiarlo todo de golpe. Comencé por modificar mi sistema de nutrición, luego, cuando empecé a ver los primeros resultados, decidí que era tiempo de comenzar a despertarme una hora más temprano.
4. ¡Reconocí mis logros! Síiiii, me dije ¡sí, sí pude! Y me alegré de cada pequeño paso (baby step) que daba. Y mira que a veces me costaba muuuuucho trabajo.
5. Si caía, volvía a comenzar. A veces no es fácil mantenerse en el camino, pero con disciplina y, como decía en el primer tip, con consciencia de que si no soy yo, quién, regresaba (regreso) cada vez que me desvío.