A un mes de que inició, este 2024, seguramente has visto en redes sociales distintas opciones que te ofrecen desintoxicar tu cuerpo, sobre todo por los excesos en cuanto a alimentos y bebidas se refiere, pero ¿sabías que es más importante limpiar tu mente?
Sí, ¡claro! Es vital que no sólo depuremos el cuerpo de todas las toxinas que se nos acumulan con el paso del tiempo. Si bien eso es importante, lo es más cuando trabajamos a nivel de mente, es decir, de pensamientos.
Es una realidad –aunque no todo mundo lo vea- que cuando desintoxicamos nuestro cuerpo, de manera colateral lo hacemos con nuestra mente, porque ésta comienza a trabajar de manera inmediata, entre otras cosas para poner en marcha nuestra fuerza de voluntad y no dejar los procesos a medio camino.
Pero veámoslo así… ¿de qué sirve que tengamos un cuerpo limpio, tonificado e incluso hermoso si nuestros pensamientos son tóxicos? En mi experiencia de poco, por no decir que nada.
Por ello hoy te propongo que comencemos juntas a desintoxicar la mente. Lo primero que haremos es una lista de todos aquellos pensamientos que solemos tener a lo largo del día. ¿Sabías que de acuerdo con distintos estudios los seres humanos tenemos alrededor de 60 mil a 90 mil pensamientos diarios, de los cuales 90% son repetidos y fatalistas?
Sí, así como lo lees. Dice Osho, que es un Maestro Espiritual de la India, que nos hemos vuelto sirvientes de nuestra mente, en lugar de que nosotros seamos quienes la usemos. ¿Te suena esto conocido?
Por eso es importante que cada vez que puedas anotes en una libreta –siempre sugiero que tengas una en tu bolsa, escritorio o buró- cada pensamiento que sientes que te repites. Tú sola (o) cacharás cuántas veces tienes el mismo pensamiento.
Después es necesario que revises esa lista y que veas qué emociones te causan esos pensamientos. Es muy probable que sean tristeza, enojo o angustia. Cuando identifiques lo que sientes, inhala profundamente y exhala lento.
Una vez hecho tu inventario de pensamientos tóxicos, llegó la hora de comenzar a limpiarlos. Como ya identificaste qué emoción te provocan, ahora haz algo al respecto. Si es enojo, azota una almohada contra el piso, pero cuidando no dañarte ni afectar los objetos cercanos. Si es tristeza, mira una película que sabes que seguro te hará llorar.
Si no identificas qué te pasa, sal a caminar un rato, sin música, sin nada que te distraiga más que el paisaje mismo o los ruidos de la naturaleza. Permítete sentir qué pasa en ti y en qué vas pensando.
Otra forma es meditando. Si no sabes cómo hacerlo, sólo busca estar en silencio total durante cinco minutos por la mañana y cinco minutos por la noche. Tendrás pensamientos, pero serán más lentos.
Luego, viene la parte de sustituir esos pensamientos por unos “nuevos”. Será una tarea un poco ardua, pero no imposible. No se trata de ser optimista sin sentido, sino de ver la vida desde una óptica distinta.
Dicen distintos maestros que la vida es como la ves, y tienen toda la razón. Si la ves a través de la negatividad, eso tendrás de regreso, y si la observas con alegría, tendrás un arcoíris frente a ti.
– BlanCalma